Belgrano perdió ante Vélez y quedó eliminado de la Copa: un estallido de bronca

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Dolido. La primera participación de Belgrano en un certamen de Conmebol fue efímera. Vélez lo superó, pero el trago amargo resultó insoportable.

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Por Marcos Russo

El sueño de Belgrano en la Copa Sudamericana llegó en la noche del jueves a su fin. La derrota 2-0 ante Vélez Sarsfield, en el José Amalfitani, dejó al Pirata fuera de competencia en su primera participación en un torneo organizado por la Conmebol, sepultando así las ilusiones de los hinchas celestes.

La ventaja que había conseguido en Alberdi, con la victoria 1-0 del pasado martes 13 de agosto, hizo pensar que la “B” tenía con qué seguir y viajar a otro punto del continente, pero estaba claro que el rival de anoche no era accesible, ni mucho menos. No en vano Vélez ya acumula en sus vitrinas cinco títulos internacionales.

Si el Pirata llegó a este partido con muchas chances de clasificarse a los octavos de final, se debió a la gran producción que tuvo el equipo en el partido de ida; pero anoche estuvo lejos de repetirla. Y Vélez, que venía “de capa caída”, desarrolló su mejor partido en lo que va de esta incipiente temporada.

Belgrano eligió utilizar la ventaja y se replegó en el terreno, tratando de apostar al error del rival. Casi le sale, ya que tuvo un par de situaciones netas. Si hubiera concretado una de ellas, hubiera obligado al Fortín a marcar tres goles.

Otra hubiera sido la historia si la pierna de Fernando Tobio no se interponía en el remate de Fernando Márquez. Y pensar que también fue “el Cuqui” el que tuvo en sus pies la más clara en el partido de ida.

La jerarquía del juego de Vélez se vio en la acción que posibilitó la apertura del marcador, con la definición del cordobés Ezequiel Rescaldani. Con ese 1-0 parcial, se hubiera definido por penales. Pero, ya en el complemento, con el 2-0 que convirtió Lucas Pratto de penal, el escenario cambió. El que pasaba de ronda era Vélez; y el urgido, Belgrano.

Recién ahí el conjunto de Ricardo Zielinski se salió de su libreto; ése que conoce de memoria y que tan buenos resultados le dio, al punto de llevarlo a jugar esta copa internacional. Hubo acciones que parecieron heroicas, como un par de salvadas de Pier Barrios y algunas atajadas de Juan Carlos Olave. Pero a la epopeya le faltó el grito de gol, que bien pudo haber sido de Lucas Pittinari, Jorge Velázquez o Márquez. “¿Por qué Belgrano esperó a verse eliminado para asumir la determinación de ir a buscar el gol?”. Es la pregunta que más de un hincha se debe haber hecho.

Otra vez, el árbitro. Al sufrimiento que consumía a los celestes, ese mal árbitro que es Saúl Laverni le puso su propia dosis. Si bien acertó en el penal de “Teté” González a Agustín Allione, el juez fue permisivo y dejó pasar muchas de esas infracciones “chicas”, pero que inclinan la cancha y desalientan (e indignan) a cualquiera.

De todos modos, nadie se debe confundir: Vélez justificó en la cancha, con marcada superioridad, su clasificación.

Nadie en Alberdi pudo evitar la bronca; aunque, sin dudas, la participación en la Sudamericana sirvió para ganar experiencia y para poner el nombre de Belgrano en el plano internacional.

No sería ilógico pensar que en alguna playa del caribe colombiano, en algún pueblito perdido de Perú o en cualquier casa de Brasil alguien se haya detenido frente al televisor para ver a un equipo vestido de celeste, que dejó todo pero no le alcanzó: el Belgrano de Argentina.

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