Palmira Bacha, de 63 años, pide ayuda diplomática para sacar a su familia del medio del horror de la guerra. Necesita pasaportes de emergencia, pero la embajada argentina en Damasco está cerrada.
Una mujer argentina de 63 años se encuentra varada en la ciudad de Damasco, capital de Siria, a donde viajó hace un mes y medio para tratar de rescatar a sus nietos, en momentos en que la guerra civil entre sunnitas y chiitas recrudece y Estados Unidos amenaza con una intervención armada que podría empeorar las cosas.
«La situación aquí en Damasco es muy fea. No puedo salir de casa. No tengo ni agua ni electricidad. No hay pan, ni hay agua ni medicinas», contó desesperada.
Gracias a la embajada de Chile, cuenta Palmira, mucha gente pudo abandonar el país. «Se está portando muy bien, ya evacuaron mucha gente en buses hacia El Líbano», relató. Y añadió: «Acá hay muchos argentinos, entre ellos Delia Yoma, la hermana de Zulema. Cada semana se están yendo 1500 a la Argentina».
De sus cinco hijos, dos lograron viajar a Egipto, para evitar ser secuestrados por los rebeldes. «Están llamando a cada rato, para saber cómo están sus mujeres, sus hijos», aseguró Bacha.
«El pasaporte sirio que tienen mis nietos no es válido, Egipto no los deja entrar. Por eso, sólo pido un pasaporte de emergencia. Necesito la nacionalidad argentina para que mis nietos puedan salir de acá», dice la mujer, que pide la intervención del consulado local.
Entre tanto, una coalición liderada por Estados Unidos planifica un ataque militar contra el país árabe pese a no tener pruebas concretas sobre la responsabilidad del régimen de Bashar al Assad por el uso de armas químicas contra la población civil, y a la negativa del Consejo de Seguridad de la ONU, que vetó en varias oportunidades sanciones contra Siria.
Fuente: Infobae.com