Un avance contra los tumores resistentes, con acento cordobés

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Gabriel Rabinovich detectó el mecanismo que algunos cánceres activan para eludir actuales tratamientos oncológicos.

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Por Lucas Viano

Tras casi 20 años de investigación básica, el cordobés Gabriel Rabinovich está acorralando al cáncer.

Su carrera, que inició en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), ha dado un nuevo paso rutilante al descubrir el mecanismo que activan algunos tumores para eludir los tratamientos oncológicos actuales.

También propuso una posible solución complementaria a esta quimioterapia.

El trabajo fue publicado ayer en la revista Cell, una de las más prestigiosas. Pero además fue tapa de la edición y su artículo fue señalado como un tema que liderará la ciencia en los próximos años.

La clave está en la proteína Galectina-1 (Gal-1), una especie de amuleto químico que acompaña a Rabinovich desde sus inicios en Córdoba.

Su grupo del Instituto de Biología y Medicina Experimental (Ibyme) del Conicet en Buenos Aires descubrió que tiene un papel estelar en el crecimiento de tumores y la metástasis (propagación del cáncer a otros órganos).

Años atrás habían descubierto que Gal-1 tapona los linfocitos T y células dendríticas, los soldados de nuestro sistema inmunológico que pueden atacar al tumor.

Pero también descubrieron que Gal-1 promueve la formación de vasos sanguíneos (angiogénesis), que le sirven al tumor conseguir nutrientes y oxígeno para seguir creciendo.

Luego logró desarrollar un anticuerpo monoclonal para bloquear a Gal-1. La efectividad de este anticuerpo ya fue probada contra sarcoma de Kaposi y en cáncer de mama y próstata.

La novedad

En el nuevo trabajo el grupo descubrió que Gal-1 interviene en este mecanismo alternativo que usan algunos cánceres para eludir el tratamiento oncológico con la droga bevacizumab.

“Desde 2004 es la terapia más popular. Ha revolucionado la oncología, pero con el tiempo muchos tumores empiezan a tener resistencia a la droga y algunos la tienen desde el inicio, por lo que no se puede utilizar como tratamiento”, indicó Rabinovich a La Voz del Interior .

En cánceres sensibles al tratamiento, bevacizumab bloquea la proteína Vegf, la cual promueve la formación de vasos sanguíneos.

En cánceres resistentes este bloqueo es compensado con el trabajo que hace Gal-1 que también promueve la angiogénesis, pero por otra vía que no es bloqueada por la droga.

Rabinovich demostró que aplicando un cóctel de los dos anticuerpos, bevacizumab y el desarrollado por él para bloquear Gal-1, el tumor deja de crear vasos sanguíneos.

“A los siete días de comenzado el tratamiento mixto disminuye la angiogénesis”, dice Diego Croci, egresado de la Universidad de Río Cuarto, ahora investigador asistente del Conicet en el Ibyme y primer autor del trabajo.

Pero el cóctel de droga también facilita el trabajo de los linfocitos T y células dendríticas para que ataquen al tumor.

Los investigadores advierten que aunque los resultados en laboratorio son muy positivos, aún faltan varios años para que esté disponible el tratamiento.

La clave está en poder aplicar la droga anti-Gal-1 en pacientes humanos.

Esta sustancia ya fue patentada y hay una empresa farmacéutica muy interesada en humanizarla y realizar los ensayos clínicos para comprobar su eficacia en seres humanos.

El trabajo de Rabinovich fue realizado con los aportes del Ministerio de Ciencia de la Nación, Conicet, la Universidad de Buenos Aires, la Fundación Sales y donaciones de la familia Ferioli y Ostry.